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- 33 Al niño le cuesta, pero como es dulce la voz del Padre y es mucha la ilusión y la conciencia aun no es toda entera, se hace el sacrificio y se hace la entrega. Pero el vacío de los padres suele ser, a veces, ,enor– me y no se pasa por el dolor, no se pasa por el sa– crificio y se roba una flor y un corazón al altar de , Dios. Y se busca una excusa para explicar la renuncia, la cobardía y el egoísmo. Y se encuentra. «No entien– de el niño de la vida. Es pequeño y de tan chico no se entiende la voz de Dios. Es afición a la iglesia y al cura. Es bueno, pero es inocente y sin malicia. No sabe aún de ,esas cosas. Más tarde, si es verdadera su vocación, seguirá su camino con más conciencia y con más mérito» Y quizá se han quedado como si hubie· ran hecho una buena obra de caridad, cuando han echado una paletada de tierra sobre el amor de Dios y han armado una tormenta para apagar esa voz de Dios que es fácil no vuelva a llamar otra vez por lo ·menos con el mismo cariño enternecedor. Más llamadas de 'Dios. Podríamos afirmar que nuestra vida no es,, otra cosa sino una voz dada al impulso de Dios, Y, que esa voz no debiera ser sino una respuesta afirmativa a las llamadas que Dios nos da desde su cielq:Pt,~~~p~ lo profundo del corazón. Dios n9s llama para que vivamos con El' éi:\.' la vida de sacramentos. No es que sea difícil la respt.Úist'á afirmativa ni que nos cueste demasiadas renuncias; Pero se nos hace esta vida insulsa y ñoña. Po:r lo menos no es tan divertida como la vida de mundo y juerga y siempre menos práctica que la vida de ne· gocio o de salario. Por eso nos es fácil buscar ·una 3
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