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ros años Y, se consagra con prisas para serle fiel hasta la muerte. María oyó la voz de Dios •en su corazón y la siguió, sin miedos ni titubeos. Sin duda ninguna sabía que cuando Dios llama hay que seguirle con decisión y prontitud aunque sean pocos los años y muchas las incomodidades. María nos da su ejemplo. Hay que seguir a Dios aunque se levanten muchos inconvenientes de edad,. familia, condición, puesto, profesión, etc. Aunque se nos florezca el camino en una senda de espinas. Por– que Dios nunca pide lo imposible. Porque Dios está siempre a nuestro lado para ayudarnos en el sacrifi– cio y preparado, si es preciso, para llevarnos de la: mano como la madre más cariñosa. Nunca es amarga la cruz del sacrificio cuando se la lleva cerca de una Niña que va delante de nos– otros y de un Dios que nos sonríe con otra cruz más dura y más pesada. Y María -comenzó su camino e hizo su sacrificio para serle fiel desde el principio hasta el fin. Porque solamente el que termina ha hecho algo en la vida. La constancia es el remate del bien y la fidelidad el coronamiento de la obra. Un día diría el Señor J~– sucristo que quien pone la mano en el arado y mir.a: atrás no es apto para el reino de los cielos. Porque es muy fácil t~ner un arranque de generosidad, pero, la continuidad y el silencio de los días iguales des– ·alienta a las almas. Lo interesante es vivir una vicia: tan igual, pero tan slilblime, que al fin se pueda decir que todo se hizo bien. Una reflexión. Y la creo muy conveniente. Nunca está de m~s
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