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-29 Una mañana de noviembre, dejando su casa de Na:z;aret escondida en el monte, atravesando la llanura de Jezrael, ahora triste y desnuda, los dos esposos par– ten para Jerusalén para hacer entrega a Dios de lo .más querido de su vida. Con prisas porque les acucia la promesa hecha al Padre y con nostalgias porque siempre es triste el adiós. Sacrifü:io de María. Valoremos su sacrificio. María es débil y tierna co– mo una flor. Cuenta tres años. Tiene necesidad de sus padres como la rama joven tiene necesidad ur– gente de las recias y antiguas raíces del árbol. María tiene necesidad de la fortaleza de sus padres y de la experiencia de su antigüedad. María es niña y necesita lo que necesitan los niños. Necesita los ojos, los besos y el corazón de la madre. Todo e_l mundo se le hace nuevo y necesita la inter• pretación de la madre porque es la que mejor en· tiende. Todo le parece juego y sin embargo ha de ·seguir la voz de Dios que la quiere formar a su modo Y medida, porque la ha escogido. Y hace el sacrificio de la separación y del adiós. No •entendemos el alcance y la profundidad del sacri– ficio. ¿Es que no existe el misterio? Y ciertamente lo que sucede en esta mañana de novieinbre I).i lo enten· demos y hasta se nos hace ,difícil de creer. Dos lecciones. Y son formidables, aunque nos las dé una niña de · fres años. María se consagra a Dios desde los prime-

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