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CAPITULO XIX ULTIMOS AROS DE MARIA Al hablar de María siempre hemos de encontrar-– nos con el mismo fenómeno. Sabemos muy poco de· su vida. Y ese poco, cuando se trata de una Madre,. se hace casi nada. Y es el instinto de hijos el que nos hace quejar-– nos de estas lagunas tan desconcertantes y tan senti– das. La tradición y la piedad cristianas han llenado estas lagunas con el sentido auténtico de su corazón., Yo no pretendo reconstruirlas, sino hacer, senci-– llamente, unas breves reflexiones sobre los pocos datos que encontramos en el Evangelio y en los Hechos de· los Apóstoles referentes a la Madre de J.esús, María. Sofodad y Resurrección. Recortando las sombras del paisaje quedó en pie· la silueta de la cruz sobre el monte Calvario. Y me– tida en el corazón de María. Ella estaba en soledad· y en espera. Meditaba las palabras de Cristo en lo· más íntimo de su alma. Las creía y las regustaba..

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