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226- toda su vida y su historia. ·Y los sacerdotes expulsa– ron a Jesús de sus sinagogas. Esto tuvo que ser impo– nente para el corazón de aquella madre, mujer ju– día. Tragedia inconmensurable. Es fácil que María hubiera oído a Jesús clamar como un Dios airado contra tanta mentira e hipocre– sía de los jefes del pueblo. Hipocresía que les hacía quitar del vino viejo el mosquito insignificante para tragarse la monstruosidad de un camello. No sabemos cómo reaccionó su corazón de mujer judía cuando oyó directamente a C'.;risto o se enteró por el comen– tario de los sencillos, llamarlos raza maldita, ladro– nes y víboras malignas. Pero tuvo que rajársele el corazón, pues era maldecir a un pueblo y a una raza que Dios mismo la había escogido y santificado. Ma– ría seguía siendo madre y madre de un judío. De todos modos María sufrió un choque violento en su corazón. Era la conducta de todo un pueblo en contra de su hijo. María lo palpó y lo vivió a lo largo de tres años y lo consumó en el Calvario. Martirio de madre. Hoy mismo no se entiende, a veinte siglos de dis– tancia, la reacción de un mundo en ruptura abierta con Cristo. Una filosofía materialista que lo quiere inundar, y a vec'2s lo consigue, todo, hasta lo más sagrado. Materialismo absurdo pero que satisface el • egoísmo de muchos que se levantan contra Jesús para hacerle la lucha más d2scarada y a veces la contra más fingida y disimulada. Digo que no se entiende, pues solamente Cristo, su doctrina y su vida, pueden traer solución a todos los problemas que pesan sobre el hombre.

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