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.224 - de su pecado, la obcecación. Y lo que ocurre siempre en las posturas malignas de la vida, ocurrió en ellos. Hay que justificar posturas y decisiones y por eso inventaron argumentos de pura conveniencia perso– nal y se forjaron una ley amanerada y minimista para representar la farsa y la comedia más insensata. Por– que si hay algo absurdo e insensato en esta vida es, sin duda la hipocresía y la farsa del •entendimiento: confesar una idea que no se cree. Hipocresía de alma y corazón. La hipocresía de la vida, de las obras, apa– rentar y hacer lo que no responde a lo que realmente se cree, se explica en hombres débiles. La hipocresía ,del entendimiento es ins,ensata, no se comprende. Este complejo judío se nos hace incomprensible. No entendemos cómo un pueblo que cree en Dios y espera en el Mesías, que ha vivido una historia pen– diente del Prometido, cuando lo tiene cerca, vecino que vive entre ellos, lo rechaza y arrincona hasta el punto de maquinar contra su vida y conseguir su muerte. Yo no ·encuentro otra explicación que el mis– terio de la co;nciencia y de la libertad humana. Oscu– recimiento del entendimiento a causa de la podredum– bre del corazón. Todo fruto de un egoísmo y una so– berbia que arranca de la concepción materialista de la vida. Lo triste es que gran parte del pueblo judío y en– tre esa gran parte lo más representativo de la in– teligencia, de la cultura, del dinero, del gobierno, rango social y de la misma religión, se colocó fr.ente de Cristo para aborrecerlo, rechazar su mística y com– batir su bandera, signo y programa de una vida re– ligiosa. La lucha fue abierta y cara a cara. El pueblo lo sabía, lo sabían los discípulos y no hemos de supo– ner a María ignorante de estos sentimientos. Ella lo

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