BCCCAP00000000000000000000801

- 221 Evangelio sus padres o maestros o ha oído la predi– cación del sacerdote, fue entonces una revolución del pensamiento humano. Hasta del pensamiento religio– so. Un golpe tremendo, choque de vida y de corazón casi inexplicables. Cristo habla de Dios como nadie lo ha hecho ni lo hará. Ante el Dios del Antiguo Testamento, la ma– yor parte de las veces frío, terrible, justiciero e inac'– cesible, Cristo nos muestra al Padre Dios. Padre hasta de los pajarillos, del justo y del pecador. Un Dios providente que cuenta hasta el número de nuestros ,cabellos, que viste a los lirios del campo y alimenta a las alimañas de los montes. Un Dios con corazón que compadece y que sufre, que busca al hom– bre, que se preocupa de sus cosas y le alienta en sus conflictos. Jesús humaniza tanto a Dios que lo hace uno de nosotros y hasta sueña y ríe y goza y se en– tristece. Maravilla que hoy admitimos casi fríamen– te y que· entonces tuvo que conmover los corazones y aturdir los pensamientos. Y habló del hombre como nadie lo hábía hecho. EJ. hombr,e hijo de Dios. Mimo y ,cariño de sus ma– nos y de su corazón. Preocupación y desvelo. Rey y señor de las cosas, campo propicio para la stembra divina. Y proclamó la hermandad universal y la es– piritual dignidad y grandeza del hombre. Revolución incomprensible en aquella edad de desigualdades y de esclavitud. Y dio un sentido a la vida. Un sentido espiritual incomprensible para aquellos hombres. Abrió espe– ranzas al pecador y contó sus alegrías por sus mise– ricordias y sus perdones. Trajo la mística del trabajo y de la pobreza y del dolor como fuentes de paz y de alegría insondables. Y encontró la frase exacta para

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz