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- 215 J:a solución del grave compromiso de los nuevos es– posos. Pero ciertamente tuvo que llenarla de satis– facción. «Con esto sus discípulos se entregaron plenamente a El». Fue la reacción inmediata. Eso no cabía decir de María. Pero pudiera haber dicho el Evangelista: Y María comenzó a entender mejor el misterio de Cristo. No a creerlo, pues sabía quién era sino a com– prenderlo mejor. También ella necesitaba que se des– arrollara plenamente y se manifestara abiertamente su personalidad para comprender mejor el misterio. que durante treinta años había tenido oculto entre sus brazos y en la pobreza de su casa. En Cafarnaún. «Después de esto bajó a Cafarnaún con su madre, sus hermanos y sus discípulos, deteniéndose allí unos cuantos días». (Jn. 2, 12). Nos hemos quedado a oscuras. No sabemos los co– mentarios Pero esto nos debe tener sin cuidado. Lo interesante es saber que María siguió viviendo a su lado en muchas circunstancias de su vida pública. Si es verdad que ya María no contaba para Jesús como hasta ahora, que ya no viviría en su compañía como hijo pequeño, que viviría independiente de los hombres, aunque tuviera ese hombre o mujer el nom– bre de padre o madre, sin embargo su independeilcia no hace relación total sino circunstancial. María vivió unida a Jesús como Hijo y como Mesías. Le acompa– ñó durante su vida, vivió como a su sombra, supo de sus pasos y caminos y de todos sus milagros. Se enteró de las reacciones de los hombres y espe– ró la hora de Jesús. Esa hora cumbre que era su pro– pia hora. La estuvo esperando con ansias y con temor.
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