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·- 213 El gran misterio. ¿Lo entendió María? '.Por lo menos algo vio ,en el semblante y en la misma expresión de Jesús que le obligó a actuar de un modo, al parecer, extraño, como al margen de las palabras que le dijera. María manda a los criados que se pongan a disposición de Jesús. ¿Pero entendió María el significado misterioso, casi enigmático para nosotros, de las palabras de Cristo? Entendió el ¿qué tienes que meterte en mis cosas? ¿Es que María no está ligada a Jesús en función de madre y corredentora? ¿Qué misterio entrañan las pa– labras de Jesús? ¿Por qué añade «todavía no ha llegado mi hora»? Hemos de admitir, por lo menos, que estas palabras no significan una evasiva o una protesta a la petición de María. Pues la actuación de María parece una reac– ción lógica a la contestación de Jesús. De otro modo el actuar de María hubiera sido necio y ridículo. Jesús le había es.cuchado: ¿Por qué, pues, le dice: ¿qué tie– nes que meterte en mis cosas?» Mi hora no ha llegado todavía». Sin duda ninguna el misterio que entrañan estas palabras de Jesús se refieren a la manifestación de su persona como Mesías. «Mi hora», la hora -de Jesús, ciertamente, es la hora de su Redención. Manife(ltación y Redención que tendrán su hora exacta ·en el Calva– rio, en lo alto de la cruz y apoteósicamente y como prueba infalible de su divinidad, en su Resurrección. Primeramente tendría que llegar la hora de las ti– nieblas. Después· llegaría la suya. Mientras tanto Ma– ría no tiene que meterse en las cosas de Jesús. Cuan– do llegue «su hora» entonces estará presente no sola– mente para pedir e implorar, sino para tomar parte activa en la gran tragedia y representar el papel de

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