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CAPITULO XVI LAS BODAS DE CANA Un día se acercó Jesús a María para recordarle· que El tenía que preocuparse de las cosas del Padre. Concretamente que iba a comenzar su ministerio. Esto, equivalía a decirle que tenía que abandonarla y dejar 1a intimidad entrañable del techo familiar para reco-– rrer los caminos y cobijarse bajo el gran techo de los– cielos, patrimonio de los hijos de Dios. Jesús contaba entonces alrededor de los treinta años. Era tenido, según se creía, como hijo de José, nos dice el Evangelista. María era una mujer madu– ra. La despedida fue cordial con emociones fuertes y dolorosas Al fin era una separación y eran madre e· hijo. -· María aceptó con resignación la voluntad de Dios. Sabía que Jesús era del Padre y de los hom- bres. Rescate_ y moneda. . _. · Jesús se dirige a las riberas del río Jordán donde· Juan, su pariente, está predicando el bautismo dE; penhencia. Juan era su sombra y la voz que predi– caba en el desierto preparando las conciencias para la vertida del Mesías. Jesús se le acercó. Le pidió ·el bautismo y Jtlan derramó él 'agua sobre fa éabeza dé,

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