BCCCAP00000000000000000000801

- 197 promisos. Y no tiene que haber otros compromisos que los compromisos de Dios. Ni otro negocio que el negocio de Dios, ni otra servidumbre, ni otra familia, ni otra ciudad, ni otra carne ni otro corazón que el de Dios. Que ya basta. Dios lo ha querido así y nos– otros no somos nadie para fraccionar la vida a nues– tro gusto. No hay más que una vida y ésta perdura en todas las circunstancias y en todos los lugares y bajo todos los aspectos y esta vida entera y verda– dera es para Dios. Y basta. La vi_da de muchos cristianos está partida y m{)– dida con tipos absurdos. Compromisos que l.laman de negocio, sociedad, hombría, :moda, acomodación, de cir- .: cunstancias, muchas veces incluso de caridad y apos– tolado, convivencia, tolerancia, etc. Compromisos que declaran la cobardía de sus vidas, pues no es otra cosa sino falta de valor y coraje para enfrentarse cara a cara con Cristo y abrazarse a su programa aunque haya que hacer el ridículo delante de los hombres de este siglo o haya que llenar menos las cajas fuer– tes o las cuentas corrientes de los bancos. Ya dice Cristo: «Quien se avergonzare de mí o de mi doctrina delante de los hombres yo me avergonzaré de él de– lante de mi Padre celestial». ¿Que es violento? Ya lo dijo también, que sólo los violentos arrebatarán el Reino. ¿Que resulta pesado? Quien pone la. mano al arado y mira luego atrás no es ·digno del Reino. En Nazaret. No nos dice r1._'". el Evangeh.,ta san Lucas. No sa– bemos si estuvieron algunos días más en Jerusalén o bajaron inmediatamente a Nazaret. Ni si hicieron solos el camino o se asociaron al r•esto de peregrinos que aún quedaban en Jerusalén.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz