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- 175,, de -extrañeza cuando vieron aquel Hijo el más her– moso de_ los hombres, pero seguramente pronto vino todo a la normalidad. María y José fijaron su resi– dencia ,en la ciudad y otra vez habitaron la casa tanto• tiempo abandonada y cerrada. Nazaret vio todo esto como la cosa más natural. Circunstancias de la vida. Acontecimientos sin reso– nancia, trasiego de la vida. Un Niño ¿cosa :más pe-·· queña, aunque nada sea tan cordial? Y· no supieron.. entrever el misterio que se les entraba en la ciudad. ni comprender los juegos y los destinos de Dios que, con tanta ida y vuelta, no pretendió sino ocultar el. gran misterio de la Encarnación a las miradas pro– fanas y superficiales de los hombres. Porque, al margen de la vida de los hombres, no& otros escribimos las obras de Dios; pero el Señor las escribe y esculpe en lo más hondo y profundo de los: acontecimientos humanos. Para que se cumpliera lo que dijeron los profetas, nos advierte el Evangelista. Y ahora comienza la vida oculta de María, J~– y Jesús. Vida oculta pero venerada ante los ,cielos. atónitos.

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