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172...:..... cielo como una plegaria viva en favor de tanta ~ güera y tanta inmundicia y tanto desconsuelo. Y entre tanta corrupción y tanto desconsuelo y tanta idolatría, ellos, como buenos judíos, siguieron observando sus leyes y costumbr,es y adorando a Dios en verdad y en santidad porque para dar culto a Dios no hace falta ni Templo, ni patria sino espíritü y verdad, en frase de Jesús. Buena lección para tan– tos expatriados que olvidan sus leyes y costumbres porque abandonaron su patria. Fue grande, es verdad, su soledad. No encontra– ron ambiente. Pero el ambiente hay que llevarlo en la entraña del espíritu. Hay que vivir lo que hay dentro y no lo que se encuentra fuera, como no se encuentre la verdad. Gran peligro para todos aque– llos que cambiando de ambiente corren el riesgo de perder su tradición, sus costumbres y sus creencias. Ellos tuvieron la preocupación por el pan de cada día, no eran ricos. Pero no sucumbieron ante la ne– cesidad apremiante de la vida. Conjugaron perfecta– mente el trabajo y el afán por el pan de cada día con el cuidado del Niño y la preocupación por el :µegocío del alma y el culto a Dios. Otro peligro para aquellos que, privados de fortu– na y medios de vida, se lanzan al mundo en busca del sustento, del negocio, del dinero o de la mera subsistencia. Peligro de dar culto al dinero, al trabajo o a la comodidad. Peligro de atender tanto al pan nuestro de cada día que se olviden del pan de la vida eterna. 1 Hubiera sido interesante que el Evangelista nos, diera detalles de cómo fue recibida por los egipcios aquella familia judía. Familia santa, pero peregrina y extranjera. Interesante porque para el mundo de