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CAPITULO XII HUIDA A EGIPl'O «Así que partieron, un ángel del Señor se apare– ció en Sueños a José y le dijo: Levántate, toma al Niño y a su madr,e; huye a Egipto y quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes ha de andar buscando al Niño para quitarle la vida» (Mt. 2, 13). Una vez que hubieron partido los Magos para su tierra, María y José quedaron ,esperando con. hondo. estremecimiento en su corazón la voluntad de Dios. Ellos supieron por los Magos las intenciones fingidas de. Herodes y se cercioraron por el anuncio del ángel a los Magos: Id por otro camino. Había :misterio en las palabras y un fuerte nerviosismo tuvo que correr por sus cuerpos y escalofriar sus almas. No estaban seguros, por lo. menos el Niño. Y era un tesoro con– fiado por Dios. Tesoro que tenían que entregar in– tacto· cuando llegase la hora exacta. María sabía el término de la vida de aquel Hijo que llegaría a ser hombre perfecto y víctima. Estaba segura. de que Dios proveería. Bero se estremecía el cuerpo y se encogía ,el espíritu. Quizá oyó los primeros rumores y comentarios de

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