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-149 Ella dijo muchas y buenas cosas del Niño. Alabó y engrandeció al Señor y dijo maravillas. Magníficat. Colofón estupendo, no ruidoso ni fantástico, suave y tierno. Simple final entre sombras de carne marchita en santidad, crepúsculo intacto, para esta jornada que termina en el Templo con un Niño aceptado como hostia agradable a Dios y una madre traspasada de angustias y robustecida en confianza y amor a Dios. Todo fue perfecto y agradable. Hasta la sonrisa del Niño y la despedida del Anciano y la toca negra a.e Ana y la oración final de aquella Virgen cantando por centésima vez el Magnificat. Ahora remojado en la primera gota de sangre. Final perfecto.