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148 - del Hijo y el :résurgimiento y prosperidad de los que' aceptaron el Amor y la Redención. Para mí ésta es la verdadera María, la que sufre por la ausencia de los empedernidos, pero sobre todo Ía que exulta de gozo -magnificat- por el triunfo definitivo del Mesías. María es la hija de Dios que se regocija porque al fin se cumplen irremediablemente, · para siempre y con perfección, los planes de Dios. Dios no fracasa, no puede fracasar, lo sabemos ~odos. Caer •en el pesimismo, en la tristeza o en la lllelancolía por el mal estado del mundo, significa y demuestra desconfianza en Dios, poca fe en sus planes y decretos infalibles. Dios no fracasa nunca qunque parezca ausente de la vida pública de las na– ciones y en las vidas privadas de todos los hombres. María canta y se goza porque sabe que Dios ha de llevar hasta el fin sus pensamientos y con éxito. Y e.sto aunque la bandera de Cristo quede acribillada a pedradas por aquellos que un día acabarán estrellados con toda su soberbia y estulticia contra la Piedra an– gular que desecharon un día porque les estorbaba para levantar lo que ellos creían el edificio de la ci– vilización hecha a su antojo y capricho. Final perfecto. / Y todo acabó con la tenue luz de una anciana de ochenta años. Una mujer de Dios porque con El vivió desde la juventud reluciente, de oro. Repartió su ha– ber maduro ya con el marido y el hogar que no flo– reció y todo revertido a Dios. Después creció, como cultivada en sus manos, a la sombra del Templo. Todo esto hasta la hora pr,esente que es cuando se ha en– contrado con el tierno Niño y la hermosa madre junto á la madurez de José el justo.

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