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.il.44 ,- Cuando el Anciano desapareció .entre las sombras y columnatas del Templo, María ya repuesta, meditó profundamente las palabras proféticas y suspiró una ,plegaria por el pueblo santo de Dios. También ella llevaba la espada clavada en el fondo de su espíritu. Bandera y signo de contradicción. Lo dice Simeón abiertamente. No se arredra ante el dolor de la madre que acepta y sufre, ni ante la incertidumbre del tiempo ni ante el dolor de su pro– pia alma y de su conciencia judía. Sabe y dice lo que impera el Espíritu. Cristo viene para traer la prosperidad o la ruina a muchos en Israel. Signo o señal a quien le contra– •dice. La profecía de Simeón podríamos redactarla de un modo más directo: El corazón humano es como un coto cerrado. Coto de hipocresía las más de las veces. Para que salga a la luz el fondo de tantos corazones y pensamientos entenebrecidos, se levanta Cristo co– mo una bandera a la que seguirá o rechazará el hcm– bre. Así se verá la postura íntima de los hombres hipócritas y fingidos. Y esta postura que acepte el hombre ante Cristo será su ruina o su prosperidad. Esa es la verdad. Simeón lo dice -confirmación ,del decreto de Dios- Cristo acepta el destino y María ofrece el sacrificio de su espada. Es grande la farsa que corremos en la vida. Co– razones con careta y vidas con proyecciones fingidas. El Señor nos dice: la boca habla de lo que abunda ,en el corazón. Esto que es verdad tiene una excep– .ción cuando falta la sinceridad del corazón. Pero en definitiva esto no puede seguir así, ya que el plan

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