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122 - María guardaba todas estas palabras... «María, por su parte, guardaba todas estas cosas -en lo más íntimo de su alma; y muchas veces volvía .su pensamiento sobre ellas». (Le. 2, 19). Se fueron los pastores contando las maravillas que habían. visto y oído. No sabemos más. Casi cabe pen– .sar que volvieran a la rutina de su pastoreo, a su largo caminar y a su dulce vela para no volver a pensar en el Niño y en la Madre sino como en algo lejano y de maravilla, casi de sueño. Quizá no, pero 1o cierto es que el Evangelista ya no vuelve a hablar· nos de ellos. Y no es raro encontrarse con reacciones semejantes entre hombres que un día tuvieron cho– ques violentos con Dios y su gracia y se fueron de ,su corazón para no volverse a encontrar nunca más con El. Entre tanto la cueva quecló metida de nuevo en la paz de un- silencio· glorioso. Soledad, divino teso– ro. Y divino encanto también. ¿Qué hizo María? El Evrngelista nos indica un programa intenso de vida espiritual. «María guardaba todas estas cosas en lo más íntimo de su alma; y muchas veces volvía su pensamiento sobre ellas». Es decir, María comenzó a meditar en su corazón. No · quisiera ser ligero en mis juicios, pero yo haría co• menzar en este instante una nueva etapa en la vida. espiritual de María. Hasta ahora ha vivido pendiente del Hijo, como una madre que vive a la espera. Bien es verdad que a la espera de un Hijo Dios. Pódríamos decir que ha ·vivido pensando en su camino, tratando de unirse a su Hijo Dios. Ahora lo tiene ya en las manos, lo abraza y lo acuna y lo besa. Lo regusta. Esta es la -expresión exacta, lo regusta. Comienza a vivir de su

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