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118- divino y misterioso. A veces fracasa. Lo justo y exac– to es conducirse aconsejado por la voz de Dios, como los pastores se condujeron. «Y vinieron presurosos... ». Vinieron a toda prisa, dice el Evangelista san Lucas. Porque lo cuerdo es no perder contacto con la voz de Dios, a ser posible ni el tiempo que cuesta echarse a andar. Sin atropellar– se, es verdad, pero sin dilaciones que supongan un retraso que impida el escuchar el latido, el pulso y hasta el perfume de la presencia de Dios. De otro modo caben extravíos. Dígalo si no el mundo aloca– do y sin camino por culpa de haber perdido contac– to con la voz de Dios. El Evangelista no nos da más detalles. Hicieron su camino presurosos a Belén, camino corrido a toda prisa. Nada más. ¿Abundarían los comentarios? ¿Se– ría su camino como un flotar de suave silencio? Todo pudiera ser. Los hemos de imaginar alborotados de alegría, rebosantes de paz y de misterio, pero cerca– nos a lo divino y casi prendidos del miedo. O del respeto. Son posiciones netas y bien calculadas en 1a psicología de un alma que roza el :misterio de lo divino y se ciñe con el cíngulo de la alegría. Enconkamfo a MMfa y a José con el Niño... Tal como les dijo el ángel. Es una lástima que no nos diga el Evangelista la reacción de los pasto– res cuando se vieron con el misterio metido por los cjos. Hubiera sido interesante comprobar su alegría y su extrañeza. En un principio quizá su desilusión. Después lo íntimo de su fe reaccionando en sus cora– zones hasta hacerles cantar alborozados y postrarse a los pies del Niño para adorarle. Y la reacción ante .María, su madre.

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