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- 109 Noche de humildad y de pobreza. « ... Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pese– ,bre, porque no había sitio para ellos en la posada» (Le. 2, 7). Noche de humildad. Dios se hace hombre. Como si dijéramos que una estrella encariñada del barro se hiciera fango o dura y fría piedra. Mucho más. Hu– mildad de un Dios que se hace hombre para que el hombre piense en la posibilidad de hacerse hijo de Dios y heredero de su reino. Humildad inconcebible que arranca de su amor insondable, incomprensible. Distancias inmensurables que provocan vértigos de amor y de humildad. Lo ,envolvió en pañales porque se hizo niño. Una lección que tampoco queremos aprender la casi to– talidad de los hombres. Y el único camino para la grandeza final es la niñez espiritual. Es ley irrevo– cable: Si no os hiciereis como niños no entraréis en .el reino de los cielos. Hay que enraizarse en la humildad para poder crecer con pujanza y dar frutos de vida eterna. Como el árbol. La soberbia acaba por hacerse repugnante. ¡Es tan distinta de la sencillez de un niño! Repugna la so– berbia como agrada la sencillez, la naturalidad y la humildad sin ficciones. Y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio ·para ellos en la caravanera. Eran pobres y está ex– plicado todo, aunque la pobreza no debiera dar expli– .caciones tan absurdas. Pero el hombre lo ha querido y lo ha hecho así. El sabrá por qué. Dios no lo quiso de este modo, aunque El se acomodó al pecado de los

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