BCCCAP00000000000000000000801

f08'- va por caminos deslumbrantes donde intenta encon~ trar la luz, el calor y el amor. Calor que entiende en juerga. Luz que aprecia en colores y figurines. Amor que inventa en •explosiones y descargas de nervios. Nada más Pero el mundo sigue aterido de frío. Y porque no se calienta, porque no encuentra la luz que necesita, se precipita en el vértigo de lo fácil, de lo bonito y de lo barato. Yo· diría en el ridículo. ¡Oh mundo con corazón cansado y aterido de frío!... ¡Oh mundo gastado pre– maturamente, pues aún podría ser lozana tu juven– tud! ... Ciertamente que da lástima, que duele esta mi– seria del mundo, esta frialdad, orfandad de corazón, vértigo insaciable. Pero seguramente que está la cul– pa en sí mismo. Porque Dios nos ha dado remedio y salvación. Pero aunque sea él quien tiene la culpa y pecado, duele y da lástima. María nos encendió la luz en este misterio de amor. Luz que vino al mundo, dice san Juan. Nos la encen– dió en esa plenitud de sombras en que vivía el mun– do y nos la sigue entregando a lo largo de la vida como una luz y un fuego inextinguibles. -María, ¿tienes frío?, le diría José. -¿,Cómo quieres que tenga frío, si tengo al Niño en mis brazos? ¡Si hasta me quema el alma el mis– t':rio de su amor! ¿Hasta cuándo vivirá el mundo con los ojos cerra– dos, corriendo tras la luz que no encuentra, como un loco atolondrado? Porque hace siglos que «nos na– ció un Niño y nos fue dado un Hijo... »

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz