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- 107 mina en •el sacrificio que supuso el abandono huma– no. Casi diríamos desprecio. Entrega que supone el .sacrificio de nacer al modo de un pordiosero, como mendigo. María acepta el pasar por este momento proÍundamente doloroos para una madre y una ma– ,dre de Dios. · Y la entrega es universal. Se nos da a todos, has– ta a los que no queremos, co:mo aquellos que no qui– sieron recibirle. Hasta a aquellos que niegan la existen– cia de ese amor y lo desprecian. No hace distinciones aun cuando nosotros las hagamos y en exceso. María lo ,entrega al mundo en una ofrenda amorosa aun cuando el mundo rechace su don porque no le inte– resa o porque no lo entiende. Lo ,entrega aun sabiendo que habría quien con– fundiría su gesto de amor y levantaría sobre su per– sona el mito de una virgen de fantasía. Aunque sa– bía que habría quien la confundiría con una madre al ,estilo y modo de cualquier mujer. Aun sabiendo que habría quien rompería su pureza intacta. El amor pasa por encima de todo y se entrega hasta el sacrificio de lo más querido. El mundo no lo entiende así. Peor para él. El hombre sigue siendo de corazón duro y pesado. Y para entender bien ·el misterio del amor hay que tener alas para volar y sencillez y pureza para adentrarse en la intimidad de un corazón que ama y se entrega. Amor y entrega. Entrega que nos supone el res– plandor de una luz que alumbra y calienta. Es triste el caminar entre sombras, cierto. Pero es :más triste todavía el caminar a tientas y con el alma y corazón ateridos de frío. El mundo andaba y en gran parte sigue andando a tientas y con un gran frío en •el corazón. Por eso se

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