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piezan todos el llanto ritual que ejecutan en t!'es tiempos dis– tintos: primero, al expirar el enfermo o cuando llegan a la casa del muerto; luego, cuando lo llevan a enterrar; y por último, al cabo del año, cuando desent ierran los huesos para darles definitiva sepultura en el lugar donde nació. Durante la ceremonia del "lloro", "nunca pronuncian el nombre del difunto, pues de nombrarlo se impediría al espí– ritu, desprendido de la carne, su marcha hacia la otra vida" . "Para el guajiro toda muerte es daño que afecta a la comu– nidad entera y nadie puede reservárselo como infortunio par– ticular, queriendo t,odos eleyar en torno a sus despojos el ho-. menaje del llanto" . .Es entonces cuando mat~n muchos ani– males, cuyos espíritus acompañan el alma del difunto en su largo viaje. Los dolientes s-.1elen pagar el "lloro" a las plañideras con vacas, ovejas y chiYos, y a los hombres con cualquier otro re- Cementerio indígena en .las inmediaciones de Las Jabillit'.3.s, Baj¡¡, Guajini.. - 83 -

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