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Como verifican el aluche en tierra arenosa, no _hay miedo de que, en la caída, se rompan la cabeza o se malogren cual- 0 quier otro miembro del cuerpo. Los váquiros, los perros y los cazadores. Juego netamente indígena, con él remedan la caza de los váquiros por el monte. Unos niños salen a cazarlos, llevando perros consig-o; y al di-– visarlos en el monte, les echan los perros, que los acometen ra– biosamente; y es entonces cuando se entabla entre ambos ban– dos reñida y descomunal pelea, recibiendo a veces perros y ca– zadores grandes dentelladas de los perseguidos váquiros, que se· defienden a mordiscos de sus perseguidores, los que más de– una vez huyen a todo correr y se suben a los árboles, para no ser estropeados por los enfurecidos animales. Igualmente imi– tan la caza del matacán, la muerte de la culebra, etc. El chiriguare y los zancalargas. Es otro juego de los ni– ños guajiros, en el que uno mayorcito hace de chiriguare (un . pájaro) y los otros hacen de zancalarga (ot ros pájaros). Aquél persigue a picotazos a éstos; y éstos acometen a aquél, ya de· una manera, ya de otra, ahora por un lado, luego por otro, unos por delante, otros por detrás, hasta que logran t irarlo al suelo y acribillarlo, haciendo lo propio el chirigmue con los zancalarga. Esto lo repiten hasta que se cansan, resultando • el juego muy animado y divertido. La flauta. Algunos aficionados a la música, t anto gua– jiros como paraujanos, en los ratos de ocio, se entretienen to– cando la flauta, de una cuarta y aún de media vara de largo, hecha del t allo del carrizo, con la que se recrean, ade– más, cuando encierran los ganados o los llevan al abrevadero, al hacer un recado y al .volver de regreso. En el Centro Misional "Sagrado Corazón de Guarero" hay un indiecito muy simpático llamado Hermilo, que alegra fre– cuentemente el caserío indígena con su flautín de carrizo, que parece un juguete. También el indio "Cojúo" goza de bien merecida fama como experto flautista, buen tamborilero y músico de moda y obligado a amenizar cualquier baile de , la chicha en el que hace acto de presencia. 68 -