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tocado a cochinos y aves de corral. De los primeros perdió la Misión 50 de 5'l que poseía, entre grandes y ;Jequeños, y de las segundas (gallinas, pavos y gansos), murieron 76 de 98 que tenía. Algunos pobres indios perdieron fn los dos años cuantas cabras y cochinos tenían en haber. La estadíst ica de cochinos hecha en marzo de 1948 nos daba pa:-a Guarero 260 cabezas, mientras que la de noviembre del p:-esente año de 1949 sólo arroja 50, y eso que la población ha aumentado en un 15,9 %. Estos datos dicen bien a las claras cuánt a falta hace un servicio de Veterinaria bien montado y atendido: Director competente, medicinas y demás material necesario y siempre listo, transporte propio y de doble transmisión, como para que no lo atajen los arenales en verano, ni los terribles lodazales del invierno, entre los que merecen especial mención los tan conocidos de Makukutao, entre Los Filudos y Moina. Pero los gritos de la Guajira, pidiendo tales servicios, se pierden en sus médanos y soledades. El peor azote del ganado es la sed, porque, a parte del na– tural retraso que padecen, al hallar agua, sea la que sea, y después de dos y tres días de riguroso "ayur:o · acuático", la toman en tanta cantidad que les hace daño y hasta causa la muerte. Por eso, aún en verano se mantiene gordo y lustroso, con tal no falte agua, a excepción de los cochinos, que pare– cen pasar en perpetuo ayuno. Forzados éstos del hambre, comen lo que hallan, particularment e un pequeño tubérculo, a modo de batat illa, llamado por los indios "paichá" , que in– gerido en cantidades ordinarias les aprovecha, pero al comer mucho los envenena y mata. Las cabras se alimentan preferentemente de retamas, las ovejas, de yerba seca o verde, según los tiempos, y de retoños. Por eso y porque se enredan mucho con la lana entre el monte alto, abundan má.s en los peladeros o sabanas y cardonales ralos, mientras las primeras est án a sus anchas en el bosque y bruscales. El ganado caballar, asnal y de cerda apetece mucho la fruta de~cují, ya verde, ya seca; mientras sus hojas y retoños son de particular agrado de cabras y vaca,s. En ve~ - 117 -

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