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«Mantecao de aguacate» L. A minifábula es como la miguita que lleva la hormiga, o como la primera margarita o como el gran.o en el pico del pájaro... ». . . Cuenta el poeta Nicolás Guillén que un día halló en una calle de Cuba a un viejo vendedor am– bulante. Iba empujando un carrito de helados y can– taba cerrando los ojos este motete luminoso: «¡Llevo crema e chocolate para que duerma. la niña; helao de mamey y piña y mantecao de aguacate». Como nunca había probado el «mantecao de aguacate», llamó al hombre: . . -«Deme un medio de... «mantecao de agua– cate». El hombre le miró y le dijo sonriendo: -«¡Pero si no puede ser, compadre! Yo no lle– vo eso». -«¿ Y cómo lo pregona, entonces?». -«¡Pues mire a ver! Porque me hace falta para el canto. ¿No comprende que tengo que buscar algo que pegue con chocolate?». Nicolás Guillén termina diciendo: «Aquel ven– dedor era un artista». Yo diría que era un. hombre «ilusionado». Su ilusión era buscar una realidad: La felicidad de atraer a la gente. Sin ilusión, no podemos vivir. Quien no la tiene ha muerto. La ilusión no es una vaguedad: es algo que está ahí, que es nuestra feli– cidad, y que podemos conseguir. 91

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