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La mística del pan de centeno ONSULTO mi block d~ notas y leo un brevísi– mo apunte que me recuerda que en cierta ocasión asistí a una boda y tuve cerca de mí a una persona, con título universitario, que me espe– tó, de buenas a primeras: -«Oiga, ¿sabe usted que en tiempo de Santa Teresa, se consumía mucho pan de centeno, donde se cría el «cornezuelo» que es un hongo alucinóge– no?». Con esto pretendía mi interlocutor negar el éx– taxis de la transverberación de la santa. Por mi parte, no le contesté más que lo siguiente: -«Si el cornezuelo del centeno es alucinógeno no lo sé. Lo que sí sé es que todos los campesinos y las campesinas de aquella época, se hartaban del mismo pan, y de nadie se refieren extraños fenóme– nos espirituales como los de la santa». Lo que menos cuenta aquí es el «éxtasis tere– siano». Lo que cuenta, es considerar la cabezonería y cerrazón que ponemos cuando nos interesa negar algo. A veces, llevamos la ceguera mental hasta quedar en el mismísimo ridículo. Parece que lo que importa es negar, negar, ¡qué más da!, aunque sea trayendo a cuenta el «pan de centeno con cornezue– lo». 86

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