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El globo L A mamá le dijo al hermanito mayor que entre– tuviera al pequeño, contándole un cuento, mientras ella trabajaba. El hermanito mayor comenzó: -«Una vez iba Jesús, ese que llaman Dios, ¿sabes?, por la calle rodeado de mucha gente. Y un padre que estaba en la acera con un niño en brazos se acercó a Jesús a decirle que le diera un globo a su niño para que no llorara; que como era Dios po– día hacer ese milagro... ». La madre, que estaba escuchando desde la cocina, intervino diciendo: -«¿Pero cómo dices esas cosas al niño, si en tiempo de Jesús no había globos para los pequeños.. ?». -«Ya lo sé, mamá, pero el niño se lo está ima– ginando. Y esto basta para entretener/o. ¡Qué poca imaginación tenéis los mayores; si se os saca de la cocina, de la oficina y de las compras, ya no sabéis de qué hablar... ». Y siguió el hermanito con su cuento: -«Jesús, como no tenía un globo para el niño, lo cogió en brazos y le dio un beso. Así, después caminó un rato con él, tirándolo al aire y cogiéndolo en sus manos. Y fue entonces, hermanito, cuando Jesús di¡o: «El que no se haga como este niño no entra en el cielo. Y en el cielo, ¿sabes?, hay muchos ¡uguetes y mu– chos globos y muchas golosinas... ». El niño se había dormido, feliz, con un poquito de imaginación. 40