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Los mil filisteos IERTO hombre de Dios se admiraba de que Sansón hubiera matado a mil filisteos con la quijada de un burro. Y reflexionaba: -«Si Sansón mató a mil filisteos con la quijada de un burro... yo que soy un «burro entero» ¡cuánto podré hacer en la vida.. ! Para insultar a alguien decimos que es «un burro». Pero el burro no es tan «burro» como pare– ce. La burra de Balaam habló al profeta. Hay burros famosos: el borrico de Sancho Panza, llamado «Ru– cio»; «Platero>>, el borriquillo de Juan Ramón Jimé– nez que estará ahora, según el poeta, trotando por los prados celestes. El borriquillo en el que entró Je– sús en Jerusalem el Domingo de Ramos ... El burro no tropieza nunca en la misma pie– dra, «toca alguna vez la flauta por casualidad», como dice la fábula, y es animal adecuado para tra– bajos ásperos y duros. Nadie debe desanimarse aunque en su vida no realice más que la labor de burro de carga ... Lo malo sería no hacer ni eso. ¡Nada menos que eso! Y después aparentar cargado de medallas y razones. 29

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