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Mirar al bizco por el lado bueno ( ( Cuando tengo un amigo bizco -escribió Jou– bert- tengo la costumbre de mirarle siempre de perfil». Esta afirmación me pareció siem– pre de una elegancia suma. Todas las cosas, las per– sonas, tienen el lado bueno y bello. Uno de los éxitos de ciertas prácticas de «con– trol mental» reside en que te enseñan a ver la vida, los acontecimientos, las situaciones, aun las más de– sagradables, desde el lado positivo. Nunca las per– sonas son sustancialmente malvadas, ni las situacio– nes irremediables, ni los sentimientos desesperanza– dores. Sin embargo, el criticón, el murmurador, que se cree más aventajadillo, sigue el ejemplo de Jou– bert pero al revés, miran al tuerto de perfil por el lado deforme y desgraciado. Entonces, claro, él es el mejor, porque tiene los dos ojos. Pero habría que preguntarse quién de nosotros no es más o menos tuerto. Dicen que el tonto afirma en su corazón: «Puesto que no estoy contento contigo, digo que valgo más que tú». Y se lo cree. Su primer artículo de conducta es: «Prohibido alabar». Y no. Mirar el mundo con una generosa com– prensión enseña a ver aspectos hermosos de la vida de los demás. 99
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