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90. que por amor de Dios habían dado todo lo que poseían... La dama, viendo que los hermanos no habían aceptado las monedas, se les aproximó y les dijo que los recibiría muy de buena gana en su casa si querían ir a habitar en ella. "-Que el Señor os recompense por vuestra buena voluntad - respondieron humildemente los hermanos. "Pero Guido, sabiendo que no habían podido encon– trar albergue, los llevó a su casa, diciendo: "-He aquí un refugio que os ha sido preparado por el Señor; permaneced en él cuánto queráis. "En cuanto a ellos, dieron gracias a Dios y pasaron en la casa algunos días, predicándole el temor del Señor con su ejemplo y sus palabras, y tan bien lo hicieron que Guido hizo a los pobres grandes distribuciones. "Bien tratados él, eran despreciados por otros. Muchas gentes, importantes e insignificantes, los agre– dían y los injuriaban, llegando hasta arrancarles las ro– pas; pero ellos, despojados su sola túnica, no recla– "u",,.,ª,...... su restitución. Si, vencidos por la piedad, les de– volvían lo que les habían quitado, lo aceptaban de buena gana. "Había gentes que les arrojaban barro, otros les en la mano dados, invitándolos a jugar; otros se agarraban de sus capuchas y se hacían arrastrar. Pero viendo que los hermanos estaban llenos de alegría en medio de sus tribulaciones, que no recibían ni tenían y que· por su amor recíproco se hacían reconocer por verdaderos discípulos del Señor, muchos se sentían culpables en su corazón, y venían a pedirles perdón de las ofensas que les habían hecho. Ellos les perdonaban de todo corazón, diciendo: "Que el Señor os perdone", y les daban piadosos consejos sobre la salvación de sus almas." Una traducción puede dar muy imperfectamente la emoción .contenida, la cándida simplicidad, la juventud púdica y el amor ardiente contenidos en el latín inco– rrecto de los Tres Compañeros. Sin embargo, los dispersos hermanos suspiraban por

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