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CAPITULO XIX EL CANTICO DEL SOL (OTOl.\Í'O DE 1224- OT01'Í'O DE 1225) Al día siguiente de San Miguel (30 de septiembre de 1224), Francisco dejó el Alverno para dirigirse hacia la Porciúncula. Estaba demasiado agotado para pensar en hacer el camino a pie; el conde Orlando puso un ca– ballo a su disposición. · Se adivina la emoción del Estigmatizado al decir adiós a la montaña sobre la que se había desarrollado el drama de amor y de dolor que había consumado la unión de su ser entero con el Crucificado. Amor, amor Jesu desideroso, Amor voglio morir te abracciando. Amor, amor Jesu dolce mio sposo, Amor, amor la morte t'adimando. Amor, am,or Jesu si delettoso, Tu me t'arendi in te me trasformando, Pensa che io vo pasmando. Non so Amor o' mi sia Jesu speranza mia Abissami en arnore (1). Así cantó Jacopone de Todi en la ebriedad de los mis– mos ardores. Si hemos de creer en un documento que acaba de ser publicado, el hermano Masseo, uno de los que quedaron en el Alverno, habría consignado por escrito los recuerdos de aquella jornada. (1) Trigésima séptima y última estrofa del cántico Amor di Cari– tate. Edición Tresati, p. 840.

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