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CAPITULO XVII LOS HERMANOS MENORES Y LA CIENCIA (OTOl'l'O DE 1221-DICIEMBRE DE 1223) A partir del capítulo de 1221, la evolución de la Orden se precipita con una rapidez contra la cual nada iba a tener suficiente fuerza para reaccionar. La creación de los ministros hizo hacer un paso enor– me en esa dirección: los ministros, por la fuerza misma de las cosas, hubieron de tener una residencia: cuando se manda se quiere tener a sus subordinados bajo mano, saber a cada instante dónde están; los Hermanos no po– dían, pues, continuar sin disponer de conventos propia– mente dichos. Este cambio tenía que provocar algunos otros: hasta entonces no habían tenido iglesias. Sin igle– sias los Hermanos no eran .más que predicadores, y su propósito tenía que ser así perfectamente desinteresado: eran, como lo había querido Francisco, auxiliares bené– volos del clero. Con iglesias debían aspirar fatalmente primero a predicar y luego a atraer a la multitud; y, por último, a erigir sus iglesias en una clase de contraparro– quias (1). La bula Devotionis vestrce del 22 de marzo de 1222 nos muestra al papado activando con todas sus fuerzas esas transformaciones. El Pontífice acuerda al hermano Francisco y a los otros hermanos privilegio de poder ce- (1) Todo esto se operó con prodigiosa rapidez. Las dimensiones de la basílica de Asís, cuyos planos se hicieron en 1227, no permitían consi– derarla como capilla conventual, como no son capillas santa Cruz de Florencia, San Francisco de Siena o la basílica San Antonio en Padua, monumentos comenzados entre 1230 y 1240. Desde antes de 1245, parte del episcopado· arrojó un grito de alarma en que hablaba nada menos que de cerrar hs ir,le&ias seculares que resultaban inútiles. Se quejaba con increíble amargura de que los Hermanos Menores y los :?redicadores hubieran totalmente suplantado al clero parroquial,

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