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247 Cesáreo de Spira, que debía servirle sobre todo por su conocimiento profundo de los textos sagrados. Lo que sorprende, desde luego, cuando se lee la Regla de 1221, es su extensión extraordinaria: no cuenta menos de diez páginas de in-folio, mientras que la de 1223 no tendrá más de tres. Deducid los pasajes que provienen del papado y los que habían sido establecidos en el ca– pítulo precedente por los ministros reunidos, y la tendréis disminuída en una columna, quedando no ya una regla sino una serie de llamados emocionados en los que habla el corazón de un padre no para ordenar, sino para con– vencer, conmover, y despertar en el fondo del corazón de sus hijos el instinto del amor. - Todo eso es caótico, o aún contradictorio, sin ningún orden, entremezclado con rayos de alegría, sollozos dolo– rosos, esperanzas y penas. Son estrofas en las que la pasión de las almas recorre todos los tonos, pasa por todas las gamas, desde las más dulces hasta las más vi– riles, desde las que son alegres e irresistibles como un golpe de cañón, hasta las que son inquietantes, ahogadas como una voz de ultratumba. "Por el santo amor que es Dios, ruego a todos los Her– manos, tanto a los Ministros como a los demás, desechar todo obstáculo, todo cuidado, toda preocupación, a fin de que puedan consagrarse por entero a servir, amar y honrar al Señor Dios, con corazón puro, con intención sincera, que es lo que pide por encima de todo. Tenga– mos siempre en nosotros un tabernáculo y un hogar para aquel que es el Señor Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo que dijo: "Velad y orad en todo tiempo, a fin de que os halle dignos de escapar a todas esas cosas que ocurrirán, y de aparecer de pie ante el Hijo del hom– bre". "Tenemos, pues, la verdadera vía, la vida y la verdad y el santo Evangelio de Aquel que se dignó, por nos– otros, dejar a su Padre, a fin de manifestarnos su nom– bre, diciendo: "Padre, he manifestado vuestro nombre a los que me habéis dado, y las palabras que vos me habéis