BCCCAP00000000000000000000793
240 forma conveniente. Nada revela mejor el estado de des– moralización a que se había llegado que la decisión que fué tomada de deshacerse de uno de los pasajes esencia– les de la antigua Regla, uno de sus tres fragmentos fun– damentales, el que empezaba por estas palabras: No lle– véis nada con vosotros. Nihil tuleritis in via. ¿De qué manera se llegó a obtener de Francisco esa concesión que había considerado algún tiempo antes como un reniego, como la rehusación de aceptar en su integridad el mensaje que Jesús le había dirigido? Es el secreto de la historia; pero hay derecho a pensar que hubo entonces en su vida una de esas tempestades mo– rales· que obnubilan hasta en los más fuertes todas sus facultades y dejan en sus corazones martirizados inena– rrable sufrimiento. Algo de esos dolores pasaron al conmovedor relato que los biógrafos nos han dejado de su abdicación. "-En adelante -dijo a sus hermanos-, he muerto para vosotros; he aquí al hermano Pedro de Catania, al cual todos, vosotros y yo, obedeceremos. "Y prosternándose ante él, le prometió obediencia y reverencia. Los hermanos no podían contener sus lágri– mas y sus sollozos, viéndose en cierta manera convertirse en huérfanos, pero Francisco se levantó y juntando las manos, los ojos hacia el cielo, dijo: "-Señor, os devuelvo esta familia que me confiasteis. Ahora lo sabéis, muy dulce Jesús, carezco ahora de las fuerzas y cualidades para continuar cuidando de ella; la confío, por lo tanto, a los ministros. Que sean respon– sables ante vos en el día del juicio, si algún hermano, por su negligencia o su mal ejemplo, o por un castigo dema– siado duro, llegase a perderse." Las funciones de Pedro de Catania debían durar muy poco tiempo; murió el 10 de marzo de 1221. Sobre este corto período de algunos meses los datos abundan: nada más natural, porque Francisco se quedó en la Porciúncula para cumplir la tarea que le fué con– fiada, y vivió allí rodeado de los hermanos que más tarde
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz