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223 él; y el 29 de agosto Jos cruzados, habiendo atacado a los sarracenos, sufrieron una terrible derrota. Sus predicaciones tuvieron un éxito maravilloso. Hay que reconocer que el terreno estaba mejor preparado que cualquier otro para recibir la simiente nueva; no es, ciertamente, que la piedad fuera muy viva, pero en aquel hacinamiento de hombres llegados de todos los rincones del mundo, los inquietos, los videntes, los iluminados, los sedientos de justicia y de verdad se codeaban con ban– didos y aventureros sedientos de oro y de pillaje. Ca– p::i,ces de mucho bien o de mucho mal, al grado de las impulsiones momentáneas, desligados de esos lazos de familia, de propiedad, y de los hábitos que encadenan de ordinario la voluntad y sólo excepcionalmente permiten un completo cambio de vida, los que eran sinceros y ha– bían acudido allí con generosas ilusiones, estaban, por así decir, predestinados a ingresar en el pacífico ejército de los Hermanos Menores. Francisco conquistó en esta misión los colaboradores que asegurarían el éxito de su obra en los países delnorte de Europa. Nuestro compatriota Jacobo de Vitry, en una carta dirigida algunos días después a sus amigos, cuenta así la impresión que le produjo Francisco: "Os anuncio que Maestro Reynier, prior de San Mi– guel, ha ingresado en la Orden de los Hermanos Meno– res, Orden que se multiplica mucho por todos lados por– que imita a la. primitiva Iglesia y sigue en todo la vida de los Apóstoles. El Maestro de estos Hermanos se llama Francisco; es tan amable y bueno que se hace venerar por todos. Habiendo venido a nuestro ejército, no ha te– mido en ir, por celo de la fe, al ejército de nuestros ene– migos. Durante muchos días anunció a los sarracenos la palabra de Dios, pero con escaso éxito; entonces el Sudán, rey de Egipto, le pidió en secreto suplicar a Dios que le revelara por algún prodigio cuál es la mejor re– ligión. Colin el inglés, nuestro clérigo, ingresó en la misma Orden, así como otros dos de nuestros compañeros, Miguel y Don Mateo, al que había confiado la atención
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