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211 tencia determinó a Francisco a darle su cuerda, con la que se ciñó en seguida: -Hermano -agregó--, desearía vivamente que tu Orden y la mía se uniesen .para formar en el seno de la Iglesia un solo y mismo instituto (1). Pero el hermano Menor quería permanecer lo que era y declinó esa proposición; estaba tan bien inspirado en las necesidades de su siglo y de la Iglesia que, menos de tres años después, Domingo fué llevado por una co– rriente irresistible a transformar su Orden de canónigos de San Agustín en una Orden de monjes mendicantes, cuyas constituciones fueron calcadas sobre las de los franciscanos (2). Algunos años más tarde, los dominicanos se tomaron, por así decir, su revancha y obligaron a los hermanos Menores a conceder en sus trabajos un· amplio sitio a la ciencia. Es así cómo apenas adolescentes, las dos fami– lias religiosas rivalizaron, se penetraron, se influencia– ron mutuamente, no tanto como para perder toda traza de su origen, resumido para una en la pobreza y en la predicación laica y para la otra en la ciencia y en la predicación clerical. (1) 2 Cel. 3, 87. He aquí el texto: Vellem, frater Francisce, unam fierí reztgionem tuam et meam et in Ecclesia parí forma nos vivere; Spec. 27. El eco de esa iniciativa hállase en Teodorico de Apolda, "Vida de Santo Domingo" {A. SS. Augustl, t. 1, pág. 572) : S. Dominicus in oscula sancta ruens et sinceros amplexus, dixit: Tu es soctus meus, tu curres pariter mecum, stemus simul, nullus adversariu11 prrevalebit. (2) En el capítulo realizado en Bolonia, en la Pentecostés de 1220,
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