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17 francés, que presentan deducciones muy originales, han sido poste– riormente depuradas, corregidas y perfeccionadas, debido a concien– zudos análisis de los nuevos hallazgos y a los métodos modernos de crítica interna y externa. Ello ha servido para reconocer y admitir que todo cuanto ha salido a la luz, no ha hecho cambiar fundamentalmen– te la figura histórica del Poverello. Referente a la cuestión prioritaria de los documentos contem– poráneos, prevalece en los mejores historiadores actuales el con– ceder la prioridad, incluso biográfica, a los escritos personales de san Francisco, de los que ha dado a luz una edición crítica, altamente elo– giada, el insigne franciscano Kajetan Esser. 3. La "Vie de saint Frarn;ois d'Assise" Esta biografía de Sabatier ha sido la síntesis de la larga elabora– ción de estudios franciscanos que comenzaron a primeros del siglo XIX y alcanzaron su máximo esplendor en y después del VII Centenario de la muerte de san Francisc,:o. Se tradujo en la mayor parte de las lenguas La "Vie de saint Frarn;:ois d'Assise", que presentamos ahora en castellano, fue publicada por primera vez en francés el año 1894. Se leyó y tradujo en la mayor parte de las lenguas. Agradó a los historia– dores por la solidez de la documentación; a los hombres de letras, por el estilo literario inspirado; a todos, por el amor con que el autor, cual psicólogo y poeta, analiza y describe el alma del héroe biografiado. Sin embargo es un hecho inexplicable que este delicioso libro, que se hizo célebre en toda Europa inmediatamente de aparecer, y obtuvo en tres o cuatro años, más de 30 ediciones en su lengua original, no haya merecido atención alguna en España. No existe ninguna versión hecha en nuestra Patria. ¿Habrá ocurrido por tratarse de una obra de escritor y teólogo protestante, o por haber sido incluida, durante un tiempo, en el Indice de libros prohibidos? Puede que sea así. ¿Qué motivos indujeron a la Iglesia católica a rechazar de plano la "Vie de saint Franyois d'Assise" de Sabatier? Lo expondremos muy brevemente. La tesis central de Paul Sabatier no es la de san Buenaventura,