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16 río, otras. La novedad de Sabatier es que invierte los criterios, hasta entonces tradicionales. Para él son sospechosas las mismas biografías "oficiales", las dos de Celano y la de san Buenaventura, que habían escrito, el primero, por orden del Papa y deseo de los frailes, y el se– gundo, de acuerdo con la transformación de la fraternidad, habida en la segunda mitad del siglo XIII. Por el contrario, todo el otro material que se rechazaba como muy secundario, sería, para el historiador francés, el único que conservaba y transmitía intacto el mensaje siem– pre límpido, palpitante y no adulterado de san Francisco. No fueron tampoco menos importantes para Sabatier los escritos del santo y, sobre todo, el Testamento, en el que Francisco habla, amonesta, con– suela, exhorta, mostrando la delicada y compleja tesitura de su alma. El "Speculum perfectionis" serta la biografz'a más auténtica En 1989 Paul Sabatier publica el "Speculum perfectionis". En la introducción no duda en considerar este texto primitivo -que fue, según él, eliminado de la "Legenda trium sociorum"- como la biogra– fía más antigua que expresa de una forma genuina todo aquel mundo franciscano, vivido por los compañeros más allegados al santo. Este texto, como se sabe, fue escrito por fray León. Sabatier valoriza al máximo este manuscrito, y lo tendrá siempre a la vista y como base de todos sus teorías acerca del valor histórico e interpretativo de las fuen– tes franciscanas. Rechazo de la tesis de Sabatier y revaloración posterior No puede negarse que la tesis del teólogo protestante puso en bilo toda la historia primitiva del franciscanismo. Los investigadores pro– fesionales se interesaron por ella, unos a favor, otros resuelta o mode– radamente en contra. Y para defender sus puntos de vista, todos se dieron a la búsqueda de nuevas fuentes, que en efecto se hallaron, y aún siguen hallándose en nuestros días. Algunas han contribuido a esclarecer la cuestión; otras, a embrollada. Pero lo cierto es que el punto de arranque de Paul Sabatier continúa siendo válido para algu– nos historiadores eminentes, o, por lo menos, sigue siendo una inter– pelación. Es preciso advertir que desde Sabatier hasta nuestros días ha pasado medio siglo de nuevas investigaciones. Las tesis del historiador