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C.J. Gil Arbiol Pablo y la porneia 4 comportamientos. Las comidas y las relaciones sexuales son puertas: todo lo que entra por ellas indebidamente, puede contaminar al cuerpo social y teológico, es decir, a la comunidad (que es ekklêsia de Dios), porque se hace una sola cosa con ello. La relación de estos excesos con la idolatría aparece de modo explícito en muchos textos de Pablo; por ejemplo: 1Cor 5,9-11; 6,9-11; 10,6-14; Gal 5,16-24; Rom 13,13; etc. (ver también Col 3,5; Ef 5,5 y las referencias del Apocalipsis contra Pérgamo y Tiátira en Ap 2,14.20). En 1Cor 10,16-17.21, Pablo prohíbe participar en aquellas comidas en las que se consumían alimentos ofrecidos en ofrenda a ídolos (divinidades grecorromanas u orientales). Su argumentación es sencilla: “El pan que compartimos, ¿no es acaso comunión con el cuerpo de Cristo? Porque uno solo es el pan y, aun siendo muchos, un solo cuerpo somos, pues todos participamos del mismo pan... no podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios...”. Lo que uno come en un contexto cultual, simbólico, tiene un profundo significado religioso para los contemporáneos de Pablo (una característica de la cultura mediterránea y de otras muchas culturas). Un refrán popular dice: “Uno es lo que come” o “de lo que se come se cría”, etc. Por eso Pablo prohíbe esas comidas, porque vinculan simbólicamente a quien participa con los significados, valores y con toda la cosmovisión que comparten los comensales; lo que se haga con el propio cuerpo físico afecta simbólicamente a la comunidad que es cuerpo de Cristo (1Cor 12,27). Sin embargo, en otro lugar (1Cor 8,1-13) Pablo deberá relativizar esta exclusividad de mesa por la necesidad de ser coherente con el monoteísmo (“el ídolo no es nada en el mundo …; para nosotros no hay más que un solo Dios”). Además, esa argumentación Pablo la usa en sentido inverso en 1Cor 11,17-30. Hay unos creyentes ricos que traen a la celebración de la cena del Señor manjares que sólo comen ellos; los creyentes pobres quedan excluidos y no pueden celebrar la cena. Pablo les amenaza con vigor: “Quien come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia condena. Por eso hay entre vosotros muchos enfermos, muchos achacosos y mueren no pocos” (1Cor 11,29-30). La alteración y violación de los principios elementales de la identidad cristiana (la igualdad y unidad de todos los creyentes) tiene consecuencias directas en cada creyente. Del mismo modo que puede penetrar en la comunidad la idolatría por comer alimentos ofrecidos a los ídolos, inversamente puede entrar en el cuerpo físico del creyente la contaminación en forma de enfermedad por el descuido en las fronteras simbólicas de la comunidad. a) Significado de la porneia en Pablo. Ese principio es el mismo que Pablo aplica a las relaciones sexuales inadecuadas (1Cor 6,12-20): “¿No sabéis que quien se une a la prostituta se hace un solo cuerpo con ella? ... Mas el que se une al Señor se hace un solo espíritu con él. ¡Huid de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo. ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo” (1Cor 6,15-18). El significado teológico del cuerpo del creyente es una consecuencia del bautismo: por éste, el creyente se ha convertido en portador, en templo, del Espíritu de Dios que le permite llamar a Dios “Padre” (Gal 4,6). De este modo, el cuerpo del creyente debe ser salvaguardado de cualquier comportamiento que traicione o no refleje ese significado teológico porque impurifica y contamina no sólo el cuerpo físico sino, sobre todo, al cuerpo de Cristo, dada la estrecha relación simbólica que existe entre ambos “cuerpos”. Una relación sexual inadecuada tiene un significado religioso porque responde a unos valores religiosos y, por tanto, crea una comunión con esos valores. Por esta razón se convierte en una amenaza de idolatría para la comunidad, porque traiciona su identidad y su sentido teológico de comunión sólo con los valores de Cristo. Del mismo modo que Oseas proclamó que adorar a otros dioses (idolatría) era una prostitución (Os 4,9-19), Pablo argumenta que la prostitución
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