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13 Cómo leer a Pablo hoy CAPÍTULO 1 L a figura de Pablo de Tarso resulta una de las más paradóji- cas, atractivas y huidizas de la historia de la humanidad; y no tanto por el personaje histórico, sino por las lecturas e inter- pretaciones que se han hecho de él, por sus seguidores y detracto- res que han construido una imagen caleidoscópica de infinidad de colores más que un retrato reconocible. Friedrich Nietzsche escri- bió de él que era «una de las almas más ambiciosas e inoportunas, de mente tan supersticiosa como astuta», un hombre «muy ator- mentado y miserable, tan desagradable para los demás como para sí mismo». La paradoja de Pablo, tal como la recoge Nietzsche, es que, por una parte, «sin esta singular historia, sin los desvaríos y arrebatos de una cabeza semejante, de un alma tal, no existiría la cristiandad; apenas habríamos tenido noticias de una pequeña sec- ta judía cuyo maestro murió en la cruz». Sin embargo, continúa, «si se hubiera leído [a Pablo], si se hubiera leído realmente ..., hace tiempo que habría desaparecido el cristianismo» ( Aurora , 68). El verbo excesivo de Nietzsche no nos debe impedir ver la parte de verdad que tiene su lectura: Pablo tuvo un papel de enorme impor- tancia en los orígenes del cristianismo, pero ha sido leído demasia-

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