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20 ¿Qué se sabe de... Pablo en el naciente cristianismo Aunque he hecho una presentación simplificada y, obviamente, esta perspectiva ofrece muchos más matices, el lector ha percibido con claridad el problema fundamental de esta lectura de Pablo: necesita sostener una visión negativa y equivocada del judaísmo. Esto es lo que se vino abajo con el trabajo de un exégeta que cam- bió el panorama de los estudios paulinos iniciando la llamada «nueva perspectiva» (citada generalmente en inglés como «new perspective»). Ed Parish Sanders estudió el judaísmo del tiempo de Pablo y ofre- ció un resultado sorprendente (Sanders 1977): el judaísmo se comprende mejor si se concibe como una religión centrada en la alianza, no en la ley. La teología de la alianza permite acceder al nú- cleo de la identidad judía del tiempo de Pablo: Dios había hecho con su pueblo una alianza por propia iniciativa, gratuitamente. Es decir, esta perspectiva mostraba que la alianza no era sino una muestra de la gracia del Dios de Israel que había decidido ofrecer a un pueblo la salvación por pura misericordia ( hesed o hasadim en hebreo). En este contexto, el cumplimiento de la Torá para un judío era la respuesta agradecida a Dios al aceptar esa oferta gratuita, mi- sericordiosa. La ley, las obras de justicia, no ganaban nada para el creyente judío, únicamente le mantenían dentro de la alianza que Dios le ofrecía gratuitamente, por gracia. Lógicamente, esta pers- pectiva contaba también con la posibilidad de las transgresiones, los fallos e injusticias; por esto mismo, la ley incluía un sistema de sacrificios que devolvían al creyente al camino de la alianza. San- ders citó multitud de textos del judaísmo del tiempo de Pablo que probaban la centralidad de la gracia ( Mekiltá Bahodesh 5-6.9; Misná Berakot 2,2; 1QM col. XI,3-5; 1QH col. IV,11-12; col. V,19-25; col. IX,7-33; etc.). Recojo uno de los himnos encontrados en una co- lección de Qumrán (1QH col. XIX,29-32):

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