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18 ¿Qué se sabe de... Pablo en el naciente cristianismo descontextualizada de Pablo ha sido la hegemónica hasta hace muy poco y, entre otras consecuencias, ha convertido al judaísmo en una caricatura, en una religión ridícula e imposible. 1.1. Las perspectivas tradicionales y sus alternativas Así hemos llegado hasta el siglo xix y xx en la historia de la interpre- tación de Pablo, con la que se ha venido a llamar la «perspectiva tra- dicional», que han defendido autores como Ferdinand Christian Baur, FerdinandWeber, WilhelmBousset, Rudolf Bultmann y Gun- ther Bornkamm, entre otros (cf. Zetterholm 2009). Bultmann se propuso, en el marco de la teología liberal de la primera mitad del siglo xx, liberar la fe cristiana de sus mitos y milagros, de todo aque- llo que la hacía irracional e inaceptable para la comprensión liberal. Parte importante de este programa de «desmitologización» era desprenderse de las obras justas como condición necesaria para la salvación, de modo que quedara en evidencia, con toda su radicali- dad, la «justificación por la fe», la gratuita iniciativa de Dios que pide una aceptación sin condiciones. Para sostener esta lectura de Pablo con la brillantez que requería se necesitaba un trasfondo os- curo, un contexto en el que contrastara suficientemente: así se culti- vó en los ambientes académicos cristianos una visión del judaísmo simplificada y tergiversada. Esta lectura veía el judaísmo como una religión del pasado y, quizá, del futuro, pero no del presente. Para la teología liberal, Dios había intervenido en el pasado a través de las muchas acciones con las que había mostrado al pueblo de Israel su proyecto de salvación que se cumpliría en un futuro que todavía no había llegado. El presente, de acuerdo a esta perspectiva, resultaba un paréntesis que solo tenía sentido como una espera en la que Dios recompensaba las obras de
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