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“El interés por las aperturas del cuerpo dependerá de la pre- ocupación por las salidas y entradas sociales, las rutas de escape e invasión. Donde no exista preocupación por preservar los límites sociales no surgirá tampoco la preocupación por mantener los límites corporales. La relación de los pies con la cabeza, el cerebro con los órganos sexuales, la boca con el ano… expresa los esquemas básicos de la jerarquía. En consecuencia (…), el control corporal constituye una expresión del control social y el abandono del control corporal en el ritual responde a las exigencias de la experiencia social que se expresa”. 6 Los capítulos 11 a 17 del Levítico pueden ser un ejemplo de ello en la tradición judía, puesto que para mantener la pureza individual y colectiva de Israel, están especialmente preocupados por los orificios corporales y la impureza que a través de esas puertas simbólicas puede penetrar en Israel 7 . Alimentos, relaciones sexuales, fluidos corporales, enfermedades de la piel (como tumores, erupciones, manchas, úlceras, lepra, calvicie, eccemas, etc.)… todos los casos abordados en Lv 11- 17 están exclusivamente preocupados por las fronteras del cuerpo, la piel y sus orificios. De acuerdo a este modelo, es lógico suponer que un grupo humano tan preocupado por todo lo que atañe a la piel y los orificios corporales estará muy preocupado por las amenazas sociales y de identidad; el peligro de desintegración cultural y religiosa provoca unos mecanismos de control social (segregación social) que tiene su paralelismo en el control corporal. El cuerpo físico es, pues, un modelo para el sistema social (en realidad para cualquier grupo unitario) y sus fronteras y orificios representan las amenazas del sistema social. Por su parte, el tipo de control y cuidado del cuerpo físico es reflejo de la comprensión del sistema social, de cuál es su vulnerabilidad y de la conciencia de las amenazas. Sin embargo, el cuerpo físico puede ser también comprendido y tratado para alterar el sistema social. Así, de acuerdo 6 M. Douglas, Símbolos naturales , 94-95. 7 Cf. M. Douglas, “The abominations of Leviticus”, en: Id., Purity and Danger , Routledge, London, 2003, pp. 51-71. Cf. una lectura crítica en: Philip Peter Jenson, Graded Holiness. A Key to the Priestly Conception of the World (JSOTS 106), Sheffield Acad. Press, Sheffield, 1992, pp. 76-79. Modelos Culturales para Comprender a Pablo 419 medellín 143 / Julio - Septiembre (2010)

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