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Los primeros seguidores de Jesús ante el reto de la interculturalidad Cuestiones Teológicas, Vol. 45, No. 103 (Enero-junio, 2018) | 65 a) Interpretaciones que destacan la continuidad Estas explicaciones que vamos a ver 10 responden, en general, a la pregunta de por qué murió Jesús en la cruz; ofrecen razones de esa muerte. Tienen en común, además, que no muestran un especial sentido soteriológico y que parecen vinculadas, en su origen, con los círculos de seguidores de Jesús asociados con Galilea y con Judea. La primera de ellas es la que explica la muerte de Jesús como la del último de los profetas. Esta lectura aparece en varios textos evangélicos, por ejemplo, en Mc 12: Se puso a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó. A su debido tiempo, envió un siervo a los labradores para percibir de ellos una parte de los frutos de la viña. Ellos lo agarraron, le golpearon y lo despacharon con las manos vacías. De nuevo les envió a otro siervo, pero también a éste lo descalabraron y le insultaron. Envió a otro y lo mataron; y también a otros muchos: hirieron a unos y mataron a otros. Todavía le quedaba un hijo querido; les envió a éste, el último, pensando: ‘A mi hijo lo respetarán’. Pero aquellos labradores dijeron entre sí: ‘Éste es el heredero. Vamos, matémosle, y será nuestra la herencia.’ Lo agarraron, lo mataron y lo echaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los labradores, y entregará la viña a otros (Mc 12,1-9). En este texto destaca una característica sobre el modo de comprender el papel de Dios en la muerte de Jesús: Dios no quiso su muerte: “a mi hijo lo respetarán” (Mc 12,6). Este detalle, que otros textos presentan de otro modo — por ejemplo, los anuncios de la pasión — descarta la lectura sacrificial o cualquier responsabilidad de Dios en la muerte de Jesús. Las autoridades judías, representadas en la parábola por los viñadores, son los únicos responsables; y matando al hijo, el último de los enviados por Dios, firman su condena (cf. Kloppenborg, 2006). 10 Sólo una selección. Para tener un panorama más amplio véase: Gil Arbiol, 2012, 181-211.
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