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Los primeros seguidores de Jesús ante el reto de la interculturalidad Cuestiones Teológicas, Vol. 45, No. 103 (Enero-junio, 2018) | 63 entre vosotros sino a Jesucristo, y éste crucificado” (1Cor 2,1-2). Además, otros textos destacan la idea de estar crucificado con Jesús 3 , la de reconciliación o perdón 4 , la de ser nueva criatura 5 ; igualmente, encontramos referencias a visiones asociadas a la muerte de Jesús 6 , a imitación del crucificado 7 o metamorfosis asociadas a la contemplación de Jesús 8 ; por último, aparecen también alusiones a viajes celestes o experiencias «fuera del cuerpo» 9 . 3 “Con Cristo estoy crucificado y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí” (Gal 2,19-21); “llevamos siempre en nuestros cuerpos, por todas partes, la muerte de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo” (2Cor 4,10); “Cristo será glorificado en mi cuerpo, por mi vida o por mi muerte, pues para mí la vida es Cristo y una ganancia el morir” (Flp 1,20-21); “En cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo! [...] En adelante nadie me moleste, pues yo llevo en mi cuerpo las marcas [ στίγματα ] de Jesús” (Gal 6,14.17). 4 “Reconciliados con Dios por la muerte de su hijo” (Rom 5,10); “el amor de Cristo nos arrastra al pensar que uno murió por todos [...] Para que todos no vivan para sí, sino para aquel que murió” (2Cor 5,14-21). 5 “Todo es pérdida ante lo extraordinario del conocimiento de Jesús Mesías por quien perdí todas las cosas y las tengo por basura [...] Hecho semejante a él en la muerte [...] Tratando de alcanzarlo como él me alcanzó a mí” (Flp 3,7-18; cf. 2Cor 5,17). 6 “¿Acaso no he visto yo a Jesús, señor nuestro?” (1Cor 9,1); “no quise reconocer [ οἶδα ] entre vosotros sino a Jesucristo, y éste crucificado” (1Cor 2,1-2); “El mismo Dios que dijo ‘del seno de las tinieblas brille la luz’ la ha hecho brillar en nuestros corazones para iluminarnos con el conocimiento de la gloria de Dios que está en el rostro de Cristo” (2Cor 4,6 ver 1Cor 2,8). 7 “Para vergüenza vuestra lo digo; ¡nos hemos mostrado débiles [...]! En cualquier cosa en que alguien presumiere – es una locura lo que digo – también presumo yo. ¿Que son hebreos? También yo lo soy. ¿Que son israelitas? ¡También yo! ¿Son descendencia de Abrahán? ¡También yo! ¿Ministros de Cristo? - ¡Digo una locura!- ¡Yo más que ellos! Más en trabajos; más en cárceles; muchísimo más en azotes; en peligros de muerte, muchas veces. Cinco veces recibí de los judíos los cuarenta azotes menos uno [...] Si hay que gloriarse, en mi flaqueza me gloriaré” (2Cor 11,21-30). 8 “Con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor y nos vamos transformando en esa misma imagen” (2Cor 3,18; cf. Rom 12,2; Flp 3,18-21). 9 Por ejemplo, las relacionadas con el aguijón ( σκόλοψ ) en 2Cor 12,1-10: “Sé de un hombre en Cristo, el cual hace catorce años - si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe - fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé que este hombre – en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe – fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el hombre no puede pronunciar. De ese tal me gloriaré; pero en cuanto a mí, sólo me gloriaré en mis flaquezas. Si pretendiera gloriarme no haría el fatuo, diría la verdad. Pero me abstengo de ello. No sea que alguien se forme de mí una idea superior a lo que en mí ve u oye de mí. Y por eso, para que no me engría con la sublimidad de esas revelaciones, me fue dado un aguijón a mi carne, un ángel de Satanás que me abofetea

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