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Carlos Gil Arbiol: Los or{genes del cristianismo En tercer lugar, existió una gran diversidad en los modos de ínterpretar la muerte de JesÚs 23 . Este fue el primer y, quizá, mayor problema que tuvieron tos seguidores de Jesús en los primeros años: explicar por qué Jesús, el Mesías, había muerto en la cruz, del modo más vergonzoso, humillante... aparentemente aban– donado por Dios (cf. Mc 15,34)24. Las respuestas variaron de acuerdo a los mo– delos que se utilizaron para entender aquel acontecimiento, en su mayoría tomados de las Sagradas Escrituras; de este modo, además de encontrar sentido por analogía con prototipos o modelos del pasado, se subrayaba el significado teológico de aquella muerte: Dios tenía previsto y había anticipado de algún .modo la muerte de su Mesías. Los modelos que se utilizaron fueron, entre otros, el de los profetas (d. Is 5,1-7; Neh 9,26; Mc 12,1-9; Le -Q- 13,34-35)25, el juicio es– 'catológico (d.Am 8,9; Dan 7,13; Mc 14,62; 15,33)26, el del Siervo de Yahvé (cf.Is 52-53; Rom 4,25; ICor 15,1-8) o el justo sufriente (cf. Sal 22; Mc 8,31; 9,12; 15,24.34), el del día de la expiación (cf. Lv 16; Mt 26,26-28; Rom 3,24-26)27, el templo de Jerusalén (cf. Tob 13-14; Mc'13,1-2; 14,57-59; 15,38)28 o el del cordero pascual (d. Dt 16,1-8; ICor 5,7"8). Surgidas en momentos y lugares diferentes, reflejan la progresiva comprensión del acontecimiento de la muerte de Jesús. Al– gunas de estas explicaciones, las más antiguas y provenientes de los seguidores de Jesús de habla aramea, no entendían la muerte de Jesús en un sentido soterioló– gico; es el caso, por ejemplo, de las que usan los modelos de los profetas o del jui– ci0 29 . Probablemente, con el tiempo y entre los seguidores de Jesús de habla griega, estas fueron superadas por aquellas que atribuían a la muerte de Jesús un 23 No planteamos aquí la pregunta por el Sentido que Jesús dio l\ su muerte; sobre los problemas de esta pregunta y las interpretaciones clásicas y recientes, ver: Scot McKnight, Jesus and his death: his– toriography, the historical Jes!ls, and atonement theory (Waco, TX: Baylor University Press, 2005). 24 Cí. Ludger Schenke, La comunidad primitiva: historia y teologfa (Salamanca: Sfgueme,I999),14-19. 25 q. John S. KIoppenborg, Q, el evangelio desconocido (Salamanca: Sfgueme, 2005),162. También, John S. KIoppenborg; "Isa 5:1~7 LXX and Mark 12:1,9, again", Novum testamentum 46(2004)12-19. 26 Cl. Schenke, La comunidad primitiva: historia y teologfa, 205. 27 Los tres últimos modelos para comprender la muerte de Jesús se entremezclaron hasta hacerlos muchas veces inseparables; cf. Hurtado, Señor Jesucristo. La devoción a Jesús en el cristianismo pri– mitivo, 157-164; Schenke, La comunidad primitiva: historia y teologia, 200-214. 28 Cf. Craig A Evans, "Jesus and James: martyrs of the Temple", en: B.O. Chilton y C.A Evans (ed.), James the Just and Christian origins (Leiden: E J Brill,1999), 233-249 y Ed P. Sanders,Jesús y el ju– da{smo (Madrid: Trotta, 2(04), 116-130. 29 Asf, por ejemplo, el relato premarcano de la pasión o el documento Q; cf. Guijarro Oporto, "El re– lato pre-marcano de la pasión y la historia del cristianismo naciente"; Schenke, La comunidad pri- ft:· ~.,. Almogaren 49 (2011) 163-193 . -.: ~~ /ih

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