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Carlos Gil Arbiol: Los orlgenes del cristianismo que no conteiúa el kerigma cristian0 2o . Sin embargo, la ausencia del relatode la pasión no debería precipitar los juicios sobre su valor kerigmático: este d9CU– mento está centrado en la actualidad de los dichos (y algún escaso hecho) de Jesús piua el oyente o lector de los mismos. Escuchar los dichos de Jesús de boca de aquellos que vivían como él era como hacerlo presente, como anunciar que su . vida y su proyecto salvador no habían acabado con la muerte; y esto mismo es lo que pretendía el relato de la pasión. Por tanto, aunque de otro modo, es posible encontrar el núcleo del kerigma cristiano también en este documento, si bien ela– borado y transmitido de un modo original y muy diferente. En segundo lugar vemosdiversos modos de vincularse a la ley mosaica. Mientras que los seguidores de Jesús de lengua aramea que permanecieron en Je– rusalén tras la Pascua parece que se mantuvieron fieles a las normas de pureza ritual, circWlcisión y sacrificios en el templo (CL Hch 1,12-5,42), otr.os, mayorita– riamente de lengua griega, adoptaron pronto una actitud más distante respecto de estos signos de identidad (cí. Hch 6,13)21. Así, los primeros, al menos inicial– mente, no encontraban contradicción alguna entre la fe en Jesús como Mesías y las costumbres y cosmovisión judía; para ellos era posible seguir siendo judío, in– cluso judío fiel y radical en la comprensión y observancia de la ley de Moisés (CL Mt 5,21-45) Y ser seguidor de Jesús, afirmar de él que es el Hijo de Dios. Sin em– bargo, para los segundos, y relativamente pronto, la comprensión del aconteci– miento de la muerte de Jesús fue interpretado de tal modo que las tradiciones y prácticas que habían sostenido hasta entonces la relacióri con Yahvé se vieron profundamente modificadas: eran necesarios odres nuevos para este vino nuevo (Mc 2,21-22). Así, la fe en Jesús como Señor, como Hijo de Dios, resulto incom– patible, por una parte, con las prácticas rituales que la ley de Moisés había esta– blecido y cuya consecuencia era la radical división entre judíos y gentiles y, por otra, con los sacrificios que se ofrecían en el templo de Jerusalény que sostenía un modo de relacionarse con Yahvé 22 . 20 Cf:las diferentes posiciones de Hurtado, Señor Jesucristo. La devoción a JeSlís en el cristianismo pri– mitivo, 280-285 y Burton L. Mack, Lord ofthe Logia: Savior or Sage? (Sonoma: Polebridge Press, 1990). 21 Cl. Santiago Guijarro, "La primera generación en Judea y Galilea", en: Aguirre, Asl empezó el cristianismo, 101-135. 22 CL Carlos Gil, "La primera generación fuera de Palestina", en: Aguirre, Aslempezó el cristianismo, 139-143. Almogaren 49 (2011) 163-193 .. ~
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