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Carlos Gil Arbiol: Los orígenes del cristianismo años de la muerte de Jesús, el movimiento iniciado tras estos acontecimientos se expandió rápida y ampliamente por toda la cuenca norte del Mediterráneo. Estos grupos, compartiendo por encima de las diferencias una caracterís– tica común (la creencia en aquel Crucificado como Mesías de Dios), van a ex– presar esta fe compartida de modos diversos y van a desarrollar las consecuencias de este acontecimiento en direcciones divergentes. Me voy a fijar únicamente en tres aspectos: los modos de concebir el kerigma (anuncio de la fe) cristiano,la vinculación con la ley mosaica y las interpretaciones de la muerte de Jesús. Veamos el primero. Resulta un lugar común hablar del anuncio de la muerte y resurrección de Jesús como el núcleo del kerigma cristiano. Esta es la razón que motivó, probablemente, la elaboración del relato premarcano de la pasión de Jesús, ·la narración de los últimos días de Jesús, su muerte y resurrección 17 : ofrecer una ex– plicación que diera sentido a la muerte de Jesús y que sirviera, sobre todo, para na– rrar el acontecimiento de la salvación que los primeros seguidores de Jesús anunciaban a sus compatriotas. Este relato surgió, muy probablemente, en Jerusa– lén, muy pronto tras la Pascua y en un contexto eminentemente judío y sirvió de base para las fórmulas de fe más antiguas que condensaban ese anuncio de un modo fácil de transmitir, recordar y comprender (CL 1Cor 15,3-8; Rom 1,3-4; 10,9· 13; etc. )18. Sin embargo, parece que no fue el único modo de anunciar el aconteci– miento salvador de Cristo durante la primera generación. Mucho se ha discutido de las razones por las que el Documento Q no se nos ha conservado hasta el día de hoy, más allá de las hipotéticas reconstruccio– nes que se han hecho de él a partir de los paralelos de Mateo y Lucas 19 ; una de aquellas razones es la ausencia de relato de la pasión. Así, parece un consenso entre los exégetas la afirmación de que este documento no contenía ningún re" lato de la muerte y resurrección de Jesús. Este vacío extraño, de difícil explicación, llevó a algunos a decir que no fue·valorado en los orígenes del cristianismo por- \ 168 1 17 Sobre el relato premarcano de la pasión, cf. Santiago Guijarro Oporto, "El relato pre-marcano de la pasión y la bistoria del cristianismo naciente", Salmanticensis 50(2003)345-388. 18 Cf. Larry W. Hurtado, Señor Jesucristo. La devoción a JeslÍs en el cristianismo primitivo (Salamanca: Sfgueme, 2008), 201-211. 19 Cf. James M. Robinson, Paul Hoffmann y Jobn S. Kloppenborg, The eritieal Edilion of Q. Synop– sis including the Gospels ofMatthew alld Luke, Mark and Thomas with English, German and French Trallslations of Q and Tomas (Leuven: Peeters, 2000). Almogaren 49 (2011) 163-193

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