BCCCAP00000000000000000000788

Carlos Gil Arbiol: Los orlgenes del cristianismo por un crecimiento sorprendente, no tanto en cuanto al número, que también, sino en cuanto a su carácter mayoritariamente marginal y subordinado. A las mu– jeres, esclavos y extranjeros que tuvieron una buena acogida en los primeros años de expansión, se sumaron otros varones y mujeres de condición algo más aco– modada cuyas nuevas circunstancias como creyentes les provocaron una incon– sistencia de estatus (puesto que, aunque con cierto prestigio social, serodeaban como iguales, hermanos, de personas marginales). Las posteriores generaciones, fruto fundamentalmente del retraso de la parusía, fueron paulatinamente despla– zándose en la escala social hacia los acomodados. Esto se debió al interés señalado de tener prestigio social y al deseo de influir en la sociedad estableciéndose en lu– gares de decisión. No obstante, las cuatro primeras generaciones, a pesar de los de– bates actuales sobre el tema, parecen destacar por una ampliamayoría de creyentes cuyo lugar social era marginal. La crítica de Celso (siglo II) puede ser tomada como ejempl075. La cuarta hace referencia a la línea de fuerza de la reflexión teológica que sostuvo el universo simbólico y la estrategia social de los orígenes del cristianismo: la teología de la cruz. Como hemos visto, la proclamación de un crucificado como Mesías y Señor era una paradoja que resultaba muy llamativa y, probablemente, atractiva· para unos colectivos más bien marginales, que se podían identificar con un.a víctima del poder imperial. De este modo muchas personas podían encontrar sentido a la vida, esperanza ante un horizonte más bien oscuro para los más margi– nados. Así, esta identificación subrayaba (incluso intensificaba)los aspectos más marginales de su identidad (ser esclavos, mujeres, jóvenes, extranjeros, pobres, ig– norantes, irrelevantes...) pero los insertaba en un horizonte de sentido teológico que los reevaluaba profundamente (eran elegidos, preferidos, destinados a un fin superior... ). Es difícil ignorar el atractivo de esta propuesta, a la vez que su capaci– dad de alteración y transformación del statu quo. No obstante, con eltiempo (el re- 75 Cf. Orígenes, Contra Celso 3,55: "En las casas privadas vemos también a tejedores de lana, zapa– teros remendones, limpiadores de ropa y a los más iletrados y toscos del campo, que no se atreve– rfan a decir nada frente a sus maestros mayores y más inteligentes; pero tan pronto como se apoderan en privado de algunos niños y, con ellos, de algunas mujeres estúpidas, estos iletrados comienzan a pronunciar algunas afirmaciones sorprendentes... Dicen [a los jóvenes] que si les gusta [el Evangelio] pueden dejar a sus padres y maestros para ir con las mujeres y los niños pe– queños a la tienda de los tejedores de lana, o a las tiendas de los zapateros remendones o de los la– vanderos, de manera que puedan aprender la perfección".

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz